REMORAS
En tiempos oscuros para el país, especialmente para el cine y la cultura nacional y en mitad de una tormenta que nadie sabe cómo terminará, se estrena REMORAS, serie que escribí hace dos años con el director Diego García. En los guiones también participaron Natalia D’Alena y Nacho Guggiari. Es un proyecto que surgió de una idea de Diego a la que comenzamos a dar forma en el 2016. Por lo ambicioso del emprendimiento y las dificultades de producción es casi un milagro que haya llegado a buen puerto. En un momento pensé que Diego nunca llegaría a filmarla. Que lo haya conseguido y, a mi entender, con tan buenos resultados, es una especie de hazaña de él y del equipo involucrado.
Lo que sigue son
algunos apuntes sobre el proceso de escritura. Me pareció que justificaban una
nueva entrada del blog y me servían para pensar un poco sobre el oficio.
Desde que me
contacté con Diego en el 2016 hasta que la serie estuvo terminada,
el proyecto pasó por decenas de versiones y formatos. Hace unos ocho años ganamos
una convocatoria del INCAA para desarrollo de series web. En ese entonces armamos
un arco general de la historia y lo adaptamos a capítulos de doce minutos de
duración Era evidente que, por la ambición y la imaginación de Diego, iba a ser
muy difícil encajar todo lo que él quería en algo tan acotado. Terminamos
escribiendo sinopsis que superaban ampliamente lo requerido en la convocatoria.
Diego filmó un teaser (que luego usaría para la serie final), y movió el
proyecto en algunas productoras sin demasiados resultados. Durante la pandemia,
junto con Natalia D’Alena, (su pareja y protagonista de la serie) armaron una
nueva carpeta para participar en la convocatoria RENACER AUDIOVISUAL. La presentación
la hizo la productora Cooperativa Mental, y en el 2021 ganamos.
Diego volvió a
llamarme, ahora con Natalia también como coguionista y comenzó
un proceso intenso de reescritura. Leí el nuevo material que habían escrito y,
si bien me gustaron algunos diálogos y ocurrencias, me pareció que estaba
bastante desajustado y que sobraban muchas cosas y faltaban otras. Como todos
los directores obsesivos, Diego defiende sus ideas a capa y espada. Para
hacerlo renunciar a algo, había que insistir, volver a insistir
y un poco más tarde, insistir otra vez. Además, gracias al capítulo que ellos habían escrito, habíamos
ganado la convocatoria, con lo cual si iba a cuestionar algo tenía que estar muy bien fundamentado. Fuimos avanzando con muchas idas y vueltas, versiones y
reversiones. Más de una vez se me criticó por “poner todo en crisis” (¡Lo cual
yo pensaba que era mi principal virtud!)
A veces yo estaba equivocado y algo que no me convencía terminó funcionando bien. Por ejemplo, la teoría de las líneas paralelas en el Capítulo 1. Es un speech cargado de resentimiento que esboza un borracho y que Ramiro (el protagonista) usa como disparador para realizar sus parodias. A mí me parecía un poco innecesario, pero es una de las cosas a la que Diego se aferró como Ulises al mástil del barco. He ahí una lección para mí: si algo suena dudoso, subjetivo y opinable, a veces es mejor ceder que emperrarse en una posición. Es un equilibrio difícil, porque hay otras discusiones importantes, y que pueden determinar el resultado de la serie, en las que hay que insistir. Pero ¿Cómo saber cuándo y hasta donde dar una discusión en un proceso así? No hay una respuesta certera. La única solución, creo, es tratar de mantener un grado de objetividad lo más alto posible. Lo ideal es que todos los involucrados traten de escindirse de su ego. Por supuesto, eso es imposible, pero al menos hay que tratar de identificar cuando es el orgullo personal el que habla y uno se está aferrando a algo solo porque se le ocurrió. No fue este el caso y si bien Diego puede ser muy testarudo, también tiene la generosidad y la inteligencia de reconocer cuando surge una buena idea, aunque no se le haya ocurrido a él. Pero son cosas que pasan todo el tiempo en un proceso de colaboración creativa.
En el mejor de los casos, desde la etapa de grabación a la edición, hay varias opciones para quitar lo que no funciona. Pero cuando el presupuesto es muy acotado (¡es decir, siempre!) hay que intentar cortar todo lo superfluo de antemano. En este caso hasta último momento estuvimos sacando personajes secundarios, escenas, locaciones y sub tramas. Creo que REMORAS es un ejemplo claro de como las limitaciones materiales pueden beneficiar un proyecto. De hecho, muchas de esas discusiones de las que hablaba no las "gané" yo (uso las comillas porque no existe tal cosa como ganar), más bien fueron decantando por la falta de presupuesto y la necesidad de cortar.
En el planteo
inicial, por ejemplo, el protagonista trabajaba en un puesto en el parque
Rivadavia. A Diego y a Natalia eso les gustaba, porque le daba cierta bohemia y
color al personaje; digamos que armaba su “mundo”. A mí modo de ver, no era
razón suficiente para incluir esa locación en la historia. A dos meses de iniciado
el trabajo, y a fuerza de recortes, se descartó el puesto en el parque y
optamos por hacer que Ramiro vendiese libros y artículos de cine desde su casa.
Esto reforzó su aislamiento y la idea visual de que vive refugiado en su cueva (que también puede verse como una metáfora de su interior). Es decir
que potenció la oscuridad que ya estaba planteada desde un primer momento en el
personaje.
Este es un punto que me
parece importante y creo que sirve como principio para cualquier trabajo de
guion. Todos los elementos que están incluidos en la historia (personajes,
locaciones, acciones, escenas, diálogos) tienen que estar justificados. Y, si no
está muy claro para qué sirven, es mejor quitarlos o bien encontrarles una
función. Hay que exprimir cada elemento para sacarle el máximo provecho.
Lo mejor que puede ocurrir, es que un mismo personaje, situación, locación, sirvan
para más de una cosa a la vez y que, al ver la totalidad de la historia, su
inclusión parezca inevitable. En este caso si lo específico de trabajar en un
puesto en el parque Rivadavia hubiera sido central, el resultado final se
habría alterado y empobrecido, y creo que no fue así. Y de paso, al quitar el
parque, eliminamos dos personajes, clientes del puesto de Ramiro, cuya función tampoco me parecía muy clara
Menos evidente
fue la eliminación de tramas y personajes secundarios que parecían esenciales:
el padre de Viviana, la protagonista, junto con su mejor amiga; un ex compañero
de la escuela de cine de Ramiro. Hasta último momento nos preguntamos si se iba a comprender
el conflicto de la pareja sin estos personajes que funcionaban como espejos
para expresar sus emociones. Además, muchas de esas líneas y escenas escritas nos llevaron mucho trabajo y nos gustaban mucho ¿No se empobrecería la relación central y no
le estaríamos restando profundidad?.
Semejante poda en
el presupuesto puso a Diego al borde de la desesperación. Por otro lado, nos hizo
temer que las acciones planteadas (que eran muchas) quedasen muy “apelmazadas”
es decir, que no hubiese tiempo para un desarrollo dramático adecuado. La serie
corría el riesgo de convertirse en un compendio apurado de situaciones sin una
ilación coherente. De caer víctima de una ambición que no podía concretar. Por
suerte, otra vez, la limitación jugó a favor. Al quedarnos con lo mínimo indispensable
la historia ganó en dinamismo sin que el hilo dramático central se perdiese. A
lo largo de los capítulos ocurren muchas cosas, algunas inesperadas, y creo que esta
es una de sus virtudes. Armar una narrativa coherente en estructura, desarrollo
y personajes, es una condición necesaria para que la historia funcione, pero no suficiente. Se
pueden llenar esos "casilleros de manual de guion" y terminar con un resultado chato y aburrido o previsible.
De hecho, y si
hay algo que comparto con Ramiro en su “crítica al cine nacional” es que muchas
veces nuestras historias se conforman con una o dos situaciones básicas, sobre las
que dan vueltas durante toda la película o la serie. Muchas veces me queda la
sensación de que hay un universo narrativo de posibilidades, idas y vueltas en
el tiempo, elipsis, cambios de punto de vista y de maneras de contar, a las que
no se echa mano.
¿Y esto a qué película te hace acordar?
Otro elemento problemático fueron las parodias. Por cuestiones de derechos, no se podían mencionar nombres de películas, actores ni directores. Hubo que confiar en que el espectador captase las referencias ¿Pero iba a funcionar la historia para quien no hubiese visto “La ciénaga” o “Soñar soñar”? Hasta ahora a nadie que haya visto la serie parece haberle molestado. Creo que esto es así porque el interés está puesto en el conflicto central de la pareja, en lo que les ocurre a Ramiro y a Vivi y ese es el hilo central que organiza la totalidad, le da un sentido humano y permite la identificación. Al contrario, en algunos las parodias generaron el efecto de querer ver las películas originales. Eso me alegra y estoy seguro que a Diego y Natalia también y da la sensación de haber hecho algo bueno, además de sacarnos el gusto de contar una historia.
Por último, pero no menos importante: para gente un poco insegura como los que nos dedicamos a escribir y pretendemos controlar el mundo desde una computadora, es una alegría y un baño de humildad ver como crecen las escenas con el trabajo de los actores. Al igual que me pasó con "Amor Urgente", algunas de las líneas más graciosas no salieron del guion, sino de las ocurrencias, ingenio e improvisaciones de los involucrados. Tanto de los protagonistas Natalia D'Alena y Agustín Rittano como de los secundarios, en este caso Ramiro Aguero, Pablo Fusco, Rafael Spregelburd, Sergio Mayorquin, Bruno Rondini, Pablo Peverelli, Marcelo Mininno, Clara Kovacic, entre otros.
Aunque me enojé con la producción por no incluirme en los créditos de la introducción (algo difícil de digerir, por mi involucramiento en el proyecto y porque el estándar para cualquier producto de ficción es poner guion junto a producción y dirección), lo cierto es que hicieron magia con un presupuesto limitado.
Link a la serie:
https://vimeo.com/showcase/11139189?fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAaZpIX-ZiY6o1Aoqs8wzOxSnOMvnbUUbymtuQtarfjRQX34zKGvHbnNprzU_aem_fbYfWl1lSql88VlI6Vs0TQ
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