Acción vs personajes
Se suele decir que hay películas orientadas hacia la "acción” y películas orientadas hacia los “personajes”. En las primeras, la historia estaría centrada en el espectáculo visual y los personajes serían una excusa para su despliegue (en general el cine norteamericano de entretenimiento). En las segundas, los conflictos de los personajes y sus relaciones constituirían el meollo de la cuestión. Una tendencia que estaría asociada tradicionalmente al cine europeo.
Sobre esta clasificación muy esquemática, ensayo algunas notas personales, más como instrumento de trabajo que otra cosa.
Por un lado, es obvio que se trata de un falso dilema, y con esto no estoy diciendo nada nuevo. Considerar “acción” y “personaje” como entidades separadas es lo mismo que considerar al pan con manteca por el lado de la manteca, o por el lado del pan. Las acciones derivan de las decisiones que toman de los personajes, y no puede haber argumento sin personajes ni personajes sin argumento.
Pero digamos que algunas películas pueden surgir más del entusiasmo por contar una historia en términos visuales, que por las relaciones entre los personajes y que eso se refleja en la escritura del guion.
En “Duel” (Steven Sielberg, 1971) un tipo es perseguido inexplicablemente a lo largo de la ruta por un camionero que trata de matarlo. No podría asegurarlo, pero supongo que lo que llevó al director a filmar esa película fueron sus posibilidades cinematográficas y narrativas más que explorar el drama interno del protagonista (que apenas está esbozado) o sus relaciones afectivas con otras personas. Lo uso como ejemplo extremo de lo que sería una película de “acción” pero, salvo ejercicios de estilo como ese, en general las películas, sean del género que sean, están protagonizadas por personas, o por ilusiones de personas. “Marathon Man” (1975), por nombrar la primera que se me viene a la cabeza, además de ser una película de acción, está atravesada por los dilemas de los personajes, que funcionan de manera orgánica a la historia. O mejor dicho: son la historia, y no entes separados. No es que la trama del tráfico de diamantes y el nazi vaya por un lado, y el conflicto del protagonista con su hermano espía y su complejo de inferioridad, por otro. Un aspecto y otro funcionan de forma entrelazada.
Creo que los problemas empiezan cuando se empieza a considerar "acción" y "personajes" como aspectos separados.
Gravedad, (Alfonso Cuarón, 2013) es otra película de "acción pura", cercana al ejercicio cinematográfico como podría ser “Duel” o alguna otra película de supervivencia. Funciona perfectamente en esos términos, y sin embargo, en algún momento del desarrollo, a alguien se le ocurrió que el personaje interpretado por Sandra Bullock le faltaba "profundidad". Desconozco la génesis de la película, pero da la impresión de que en alguna etapa del proyecto alguien dijo: “Eh, muchachos, hay que darle más entidad a la protagonista, para que la gente se identifique con ella”. Tal vez un “script doctor”, que se embolso unos billetes por el “servicio”, o tal vez el mismo Cuarón temeroso de quedarse corto con la historia. Sea como fuere: ya no alcanzaba con que la protagonista estuviese flotando en el espacio sin oxígeno, y tuviese que volver a la base y luego regresar a la tierra: ahora, además tenía que hacer el duelo por la muerte de su hija.
Decisiones como esa me parecen consecuencias de creer que se pueden diseccionar los guiones considerando, entre otras cosas, “acción” y “personajes” por separado. En este caso da la sensación de que tomaron a la protagonista y le insuflaron un conflicto a la fuerza, con lo cual resulta falso e impuesto. Se trabaja bajo la ilusión de que una historia es un "frankestein" al que se le puede injertar o sacar los elementos necesarios para volverla exitosa.
No es que esté en contra de los manuales de guión y sus métodos, (de hecho esta nota podría ser parte de uno), pero pienso que tanto un ejercicio de estilo como “Duel”, como una película con personajes más trabajados, no parten de una fórmula de laboratorio, sino de una necesidad humana de expresión, ya sea que provenga de un director, un novelista, un guionista. No son un cálculo en base a una serie de reglas más o menos fijas. En la creación de cualquier obra con algo de espesor, por suerte, existe y seguirá existiendo algo intransferible en su concepción y ejecución.
En síntesis: como a mí también me gustan las “máximas” y la “reglas”, voy a ensayar alguna para intentar escribir una película “de acción” tratando de que los personajes no estén escindidos del argumento.
No hay problema en que la historia se origine en una idea visual/narrativa o en querer escribir una historia más de "acción” que de "personajes" (aunque ya aclaré que me parece una falsa disyuntiva). Lo importante, creo, es que a lo largo de la película y en todas las escenas, podamos responder afirmativamente a la siguiente pregunta: ¿El/los personajes actuarían de esta manera en este determinado momento? Y para responder a eso, la única posibilidad es apelar a nuestro conocimiento sobre las personas y sobre nuestra realidad. Porque ese es el parámetro que vamos a usar para los personajes de ficción, sea el género que sea. Entonces, cuando en la escritura hay un punto de contradicción (entre la línea de acción presupuesta, y la “voluntad” del/los personajes), siempre hay que parar y replantear la escena. De las muchas razones por la que una película puede ser mala, a mí entender, esta es una de las más frecuentes: intentar llegar a un lugar planificado de antemano a costa de hacer actuar a los personajes de manera arbitraria, o estúpida.
Inciso para guionistas:
Muchas veces, durante el escaleteado la evolución de la historia parece funcionar bien y después, al escribir la escena, algo suena falso. Esto es así porque al escribir los diálogos se ven “de cerca” los personajes y sus reacciones y aparecen cosas que no aparecían en la planificación trazada.
Una buena alternativa sería hacer un mix entre el escaleteado o planificación, y la escritura en sí misma. Es decir, no dejar el “dialogado” para lo último, sino ir explorando a través de una combinación de lo macro (estructura) y micro (escena). En otras palabras, creo que eso nos obligaría a llevar a cabo un trabajo más orgánico y más ligado a lo que llamamos “autoral”; o a lo que sería el trabajo de un novelista. A tener que analizar todo el tiempo la interacción entre "personajes" y "argumento", alejándonos del piloto automático de las reglas de manual de guión.
Comentarios
Publicar un comentario