El sonido del metal
Cuando algo me gusta intento dejarlo decantar. Me parece que sacar conclusiones a las apuradas arruina el disfrute de cualquier cosa, pero en este caso no pude resistirme. Pensé que esta película era un buen ejemplo práctico de algunas cuestiones que intenté tocar en otras entradas del blog.
En “Coco y el modelo prefabricado Disney” intenté dar la idea de que la estructura convencional no deriva necesariamente en una película convencional. Que la historia pueda dividirse en un primer acto con una introducción, un segundo acto con un desarrollo y un tercero con el desenlace, separados por dos puntos de giro; o que el protagonista tenga un objetivo y atraviese diferentes peripecias hasta conseguirlo, no la vuelven “previsible”. No importa que el modelo que se use sea el mismo desde hace cinco mil años. Es lo que hay adentro lo que va a determinar el resultado. El problema es que, en muchos casos, el andamiaje se vuelve obvio y artificial, y es ahí cuando uno se ve tentado a atribuirle a la estructura la sensación de hastío y de otra vez estar viendo la misma historia de siempre.
Pero trabajando con un mismo esquema se puede arribar a algo trillado y aburrido o a algo que resuene de manera verdadera y profunda. Y “Sound of metal” me parece un buen ejemplo de esto.
Para el que no la haya visto, resumo y spoileo (quien quiera se puede retirar):
Ruben es un baterista que recorre el país con su novia y cantante, Lou. Cuando están a punto de grabar un disco, Ruben descubre que se ha quedado sordo. Al comienzo se resiste a aceptar su nueva condición. Forzado por Lou accede a internarse en una especie de granja de reeducación para gente en su misma condición. A medida que pasa el tiempo, Ruben establece amistades con otros internos: el lugar no es tan malo como pensaba y vislumbra que su vida puede ser diferente a lo que había creído. Aún así, se somete a una operación para volver a la normalidad, pero su nueva audición es defectuosa. Ruben busca a Lou, que se ha mudado a Francia a la casa de su padre. Aunque ella lo sigue queriendo, las cosas no resultan como antes y Ruben sigue su propio camino. Quizás, pueda hacer las paces con su nueva condición.
Lo interesante para mí es que de esta “cáscara”, de la que podría haber resultado un melodrama genérico, se haya hecho una película muy buena. La diferencia entre un resultado y otro, creo, está en la profundización que se da en los personajes. O, para seguir con la metáfora del esqueleto, en la “carne” que hay entre los huesos.
La película arranca en medio de un recital y de entrada, nos muestra la intensidad de la pareja. Hay algo físico, casi tangible en todas las escenas. El director nos mete de prepo en las vidas de Ruben y Lou. Es un estilo que le escapa a lo expositivo: en ningún momento la historia da la impresión de forzarse para llegar a un punto. Este abordaje directo y al mismo tiempo sútil recorre toda la película, pero el ejemplo más bello me parece el de la secuencia final en la que el protagonista busca a su pareja.
Poniéndonos en el rol de guionistas: Supongamos que, antes de escribir la película, armamos un argumento, un esquema, o una estructura. Nosotros ya sabemos el punto al que queremos llegar: luego de su operación, Ruben busca a Lou en la mansión del padre y descubre que las cosas no son como antes. Como consecuencia, la pareja se separa. Ahora hay que dar un paso más y pensar las escenas en profundidad, ya sea para una etapa de tratamiento, o directamente para el guion. Lo más obvio, para llegar al punto presupuesto, sería plantear una discusión en donde Ruben descubre que "las cosas ya no son como antes" ¿Y cómo podría traducirse esto? Lo más fácil sería pensar que Lou tiene un nuevo novio, que las acusaciones se cruzan y finalmente él se manda a mudar. Pero la película evita tomar ese camino u otro parecido.
Lo que sucede, más o menos, es esto.
Cuando Ruben llega a la mansión, Lou no está ahí. En la escena no se advierte una decepción por parte de él, pero el hecho de que ella no esté en ese momento para recibirlo ya funciona como un indicio. El reencuentro de la pareja se produce dos escenas más tarde, cuando Ruben está durmiendo en la habitación. Ella entra al cuarto. Tampoco pasa nada evidentemente "malo", pero, tras un breve intercambio, Lou le anuncia que debe ir a prepararse para la fiesta que dará su padre esa noche. Es un poco brusco, porque hace meses que no se ven e instala un poco más la idea del distanciamiento en gestos mínimos y para nada evidentes. Luego viene la fiesta a la que vemos desde el punto de vista de Ruben. Entre toda esa gente de alta alcurnia, él se siente fuera de lugar. Su alienación está potenciada por el “sonido del metal” que oye por los implantes en su oído. El padre de Lou, al piano, le pide a ella que cante una canción. Ruben observa desde la distancia. La última escena muestra a la pareja a solas, después de la fiesta. Se recuestan en la cama, se besan y a los pocos segundos, ella se separa para tomar un poco de agua porque, según dice “tiene la boca seca”. Se siguen besando, pero tras unos instantes, es él quien se separa. Hablan sobre sus planes musicales, ella coincide en que deben volver al ruedo, pero es evidente que está angustiada. “Está bien” afirma él, contenedor, “No importa. Ya está”. “¿Qué es lo que no importa?, ¿Qué es lo que ya está?”, pregunta ella, ahora al borde de las lágrimas. Tras un silencio, él la abraza y le dice "me salvaste la vida", en un reconocimiento implícito de que deben tomar caminos distintos.
Uno de los hallazgos de la escena, que para mí funciona de manera extraordinaria, es que es Ruben quien manifiesta lo que le pasa a Lou, porque ella no puede hacerlo.
Creo que la escena podría ser un ejemplo de lo que desarrollé en la columna “subtexto”, pero en este caso me parece interesante enmarcarlo en “estructura vs personajes”.
Si insisto tanto con este tema es porque vi hasta el cansancio cometer este error conceptual: pensar que por moldear un argumento, un mapa o estructura, se está falseando la naturaleza de los personajes y las intenciones artísticas de la obra. Creo que es un miedo o prejuicio que viene del análisis literario, y tal vez de algunos talleres de teatro dónde se pone el acento en los personajes como si fuesen entes autónomos y no elementos de una obra; conceptos que se intentan extrapolar a la escritura de un guion. Pero tanto en las películas de Disney como en esta, hay un armado y una “manipulación”, por así decir. No es que "Sound of Metal" se vea real porque decidió que los personajes campearan a sus anchas.
En la entrada “No soy un robot” escribí que lo importante no era la foto, sino la estructura. Puede entenderse lo contrario de lo que digo acá. Para no enredarme en un tema semántico: repito lo mismo que al final de aquella columna. Lo que importa SIEMPRE son los personajes, pero para profundizar en ellos, y organizar las acciones para que destilen un sentido, es necesario establecer un marco. Como en otros órdenes de la vida, conocer las limitaciones es justamente lo que nos permite ser libres. O dicho de otra manera, cuando todo es posible, nada es posible.
Genial, Pol. Justo la vi el viernes y me dejó conmovida. Ya que al final hablás de los límites, aprovecho: la escena que me pegó (cada quien con sus cosas) fue la charla en la cocina, post operación, con el coordinador del lugar. Es una gran gran escena sobre los límites, lo difícil de reconocerlos y de ponerlos, según sea el caso. Me quedé pensando que es una hermosa peli sobre eso, y sobre las limitaciones y las posibilidades, y como una misma cosa (los amores, la sordera) puede contener ambas, según cómo se las viva.
ResponderEliminarHola Sil, sí, pienso lo mismo sobre las limitaciones como tema. Es una gran película. La escena final también me parece extraordinaria porque abre una posibilidad, sin dar conclusiones. Algo sobre la relatividad de todas las cosas y las circunstancias ante las que nos pone la vida. En el blog me centro más en el "armado" y lo que tiene que ver con guión, que es a lo que trato de dedicarme, pero el análisis da para mucho más y no se agota ahí, así que gracias por el comentario y beso grande.
EliminarSiiii, lo sé, me despaché con mi entusiasmo, cero técnico lo mío, jaja. Pero me gustó leer tu mirada desde ahí, siempre se aprende.
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