La mujer maravilla 1984

 


En los últimos días me topé con una catarata de insultos y puteadas en contra de esta película. Hay algo en el socotroco que parece provocar especial irritación, cómo si fuese el culpable de todos los males del 2020. Intentando entender el motivo, llegué a algunas conclusiones

Desde su planteo general WW84 remite a la simplicidad berretona de las películas de aventuras de los 80’s: Las primeras “Superman”, “Flash Gordon”, o “En búsqueda de la esmeralda perdida”. De alguna manera, intenta recuperar el estilo ligero y simplón de aquellas historias, a contra pelo de los argumentos enrevesados y del clima sombrío que impregnó el cine de superhéroes las últimas décadas. 

En ese sentido, me parece que las supuestas “fallas” de guión, que tanta irritación generan, pueden leerse como errores, pero también como consecuencia de un planteo ligado más al cuento infantil y la fábula que a las exigencias del realismo.

En Superman 1 (Richard Donner, 1978), el hombre de acero, desconsolado y furioso por la muerte de Luisa Lane, decide dar vueltas a la tierra y forzarla a girar en sentido contrario a su rotación. De esa manera, logra retroceder el tiempo y revive a su amada. Poca gente calificó en ese momento a la película como una basura abominable, aunque la idea, por supuesto, era absolutamente ilógica o inverosímil. 

Por momentos, WW84 juega en ese terreno, pero parece que hoy en día, el horno no está para ese tipo de bollos. 

La premisa de la película podría resumirse más o menos así: 

Cuando un vendedor televisivo, ambicioso y frustrado, roba una antigua gema capaz de cumplir los deseos de quien la posee, el mundo queda al borde el colapso y la mujer maravilla debe recuperar la reliquia para reestablecer la normalidad”. (No es exactamente eso, pero tampoco me voy a desvivir escribiendo un storyline).  

En el primer punto de giro de la historia, entonces, el villano Maxwell Lord, se hace con la gema poderosa. Su intención es salir de los apuros económicos en los que se encuentra. Ahora bien, en lugar de pedirle a la piedra ser multimillonario, hiper poderoso, o que nunca se le terminen los deseos, pide “transformarse él mismo en la piedra mágica”. Un poco raro, tal vez. 

Como digo, esta decisión del personaje puede verse como un “error” en la historia, pero al mismo tiempo es la que la que da unidad temática a la película y le permite desarrollar su moraleja.

A partir de ese momento, Maxwell entra en una escalada adictiva en la que busca cumplir los deseos de los demás. Es como una droga: cada deseo que cumple le produce el efecto de un saque de cocaína. Las personas a su alrededor comienzan a pedirle cosas materiales (Sobre todo autos “Porsche”, cómo él mismo se queja, desbordado). 

Y es ahí a dónde WW84 demuestra, a mi modo de ver, más consistencia de la que parece, porque todo está dirigido en un mismo sentido y evidencia una idea rectora. Que la época en la que transcurre sean los 80’s de Reagan no es gratuito, está justificado por la explosión del consumismo de esos años. La primera imagen/presentación del villano en un televisor en una vidriera de un negocio, instala de entrada y de manera simple la idea del consumismo como tema. No es un guiño nostálgico gratuito, como lo son, por ejemplo, la referencias ochentosas en Stranger Things (para ser justos, esto no aplica a la tercer temporada, en dónde de alguna manera ligaron la época con la temática de la instalación del Shopping en el pueblo).    

En otro momento de la historia, Bárbara, una empleada torpe e insegura que desea tener la misma gracia y confianza en si misma que la mujer maravilla, se ve ante una disyuntiva. O bien renuncia a su poder y salva al mundo, o lo conserva y se atiene a las consecuencias. Entonces, argumenta algo así como: “De ninguna manera, busquen otra forma. Yo no voy a renunciar a lo que conseguí, porque me lo merezco”. 

Cualquier resonancia con la actualidad y el “yo trabajé toda la vida, a mí no me cobren nada”, no me parece casual. 

Al final, todo se desmadra y el mundo se transforma en un caos y la única solución es que cada uno renuncie a algo. 

Es muy básica y simple, pero así y todo me parece una idea más inteligente y generosa que las usuales “lecciones” que ofrecen este tipo de películas (“debes creer en ti mismo”, “lucha por lo que quieres y lo conseguiras” y otras apestosidades por el estilo).  

Para vivir en sociedad, todos tenemos que ceder algo”, deja entrever de manera más o menos intencional WW84,  una idea que no está tan mal para los tiempos que corren.  

Postscriptum

Alguna vez Alan Moore dijo en un reportaje que estaba fastidiado de la onda de los super héroes para adultos y que, como autor de Watchmen, se sentía responable del fenómeno. En ese momento creó una línea de superhéroes (Tom Strong, Top ten), para ABC comics, destinadas a recuperar esa inocencia inicial. “Después de todo, son historias para chicos de doce años”, dijo, más o menos. 

Igual, no tengo dudas de que el barbudo odiaría esta película.      


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